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NUESTRA HISTORIA

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En la calle 46 sur # 21 -31 nació en 1986 el primer “hijo” de Olga Cecilia Amaya Mondragón y Henry David Romero Vivas. Liceo Caracolín, la casa de los niños —repetía enérgicamente la joven pareja por un altoparlante, mientras conducían en su Renault 4 rojo repartiendo volantes publicitarios por las casas y conjuntos residenciales del sector. Para sorpresa de todos, el primer año se matricularon 72 estudiantes en este jardín infantil que poco a poco fueron pintando, decorando y adecuando con la ayuda incondicional de Doris Vargas, y gracias a los bolsillos generosos de quienes le prestaron pesos y centavos a esta incansable dupla de educadores. Los escasos 6.75 metros de largo por 36 metros de fondo se llenaron de vida con las rondas infantiles, los títeres, pañales, biberones, helechos y pájaros copetones que engalanaban el pequeño patio. En la famosa “casita de muñecas” se forjaron los primeros sueños de hacer del Liceo una escuela diferente a las demás.

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Al cabo de unos años, y con la creciente demanda de cupos de familias que vivían en diferentes partes de la ciudad, el jardín infantil se transformó en un colegio: Liceo Campo David. Si bien el uniforme, el escudo y los colores institucionales cambiaron, se mantuvo intacta la aspiración de trabajar por una educación de calidad que facilite el desarrollo académico y profesional que cada estudiante anhele para su proyecto de vida —eso sí, sin perder de vista su contribución al bienestar de la sociedad. Comprometidos con un PEI en Ciencias Naturales, y con una visión pedagógica que trascienda las paredes del colegio, los Fundadores han acogido en el Liceo a cientos de familias y colaboradores que concuerdan y aportan al lema que diariamente compartimos: “exigimos con afecto”.

Desde el año 2001, cuando el primer grupo de bachilleres se graduó, más de veinte promociones liceístas han sido motivo de orgullo e inspiración para esta vibrante comunidad educativa. Son innumerables los logros alcanzados, y aún más los que vienen para las generaciones presentes y futuras. Agradecemos el cariño, dedicación, y compromiso de todos aquellos que han aportado para hacer del Liceo Campo David la casa pedagógica de tantos.

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